Los lectores participan.

El siguiente escrito me lo envió un lector de "El Puente".
Se los recomiendo es muy claro el planteo.


Por Jorge Boza

Es común escuchar que las malas condiciones económicas de una población son la causante de la delincuencia, y que por lo tanto en la medida que ayudemos a esa población a superar su situación, la delincuencia disminuirá.


Desde la época del economista Adam Smith en el siglo XVIII se habla de “la codicia de los pobres” como argumento a la violencia. Sin embargo, muchos estudios en distintos lugares del planeta desmienten categóricamente esta aseveración. Estos estudios demuestran que no existe relación entre el grado de delincuencia de una población con su estado económico.

La idea que la delincuencia está ligada a la pobreza desconoce a los millones de pobres del mundo actual que optan por dejarse explotar de las formas mas salvajes tanto económica, física como sexual antes de pensar en delinquir.

Entonces qué hace que alguien decida delinquir, es la desigualdad y no la pobreza la que moviliza al delincuente. Si eleváramos el nivel de vida manteniendo la desigualdad, igual habría delincuencia, por eso la vemos en países que se suponen tienen un nivel socioeconómico mucho mejor que el nuestro.

Lo que irrita al posible delincuente es verse inferior y que internamente crea que no puede salir de esa situación en un corto plazo. La gran mayoría de los pobres creen que a futuro su suerte puede cambiar y eso los moviliza a respetar las reglas del juego, pero aquel que se siente atrapado sin futuro, no le importará romperlas.

Eliminar la pobreza debería ser la prioridad primera de cualquier gobierno y en lo personal adhiero a esta causa, pero ésta no tendrá incidencia en los índices de delincuencia.

Es este sentimiento de inferioridad el que genera la delincuencia y hasta que no sea posible una sociedad económicamente equilibrada, es necesario compensar ese sentimiento de alguna otra forma.

Podemos observar que muchos robos generan una violencia desmedida, evidenciando otras motivaciones que las simplemente económicas. Mas allá del móvil económico, muchos hechos de violencia tienen que ver con carencias sexuales, éste es el caso de los abusos y violaciones. Es evidente que nada tiene que ver aquí el nivel de pobreza del agresor, esta conducta la observamos en todas las clases sociales. Aquí vuelve a repartirse ese sentimiento de inferioridad que presupone que el delincuente no obtendrá reciprocidad en su sentimiento de parte de la posible víctima, por lo cual solo le queda forzarla.

En síntesis, decimos que aquél que se sienta inferior tratará de salir de esa situación rápidamente y el robar o abusar si bien compensa una parte, su “imagen de sí” no crecerá, lo que lo llevará a una espiral descendente.

El prestigio de un niño que se siente inferior o es discriminado no se podrá curar con dinero, es justamente la trampa del modo de vida consumista el que impulsa a “coleccionar objetos” como compensación a la pobreza interior.

Las competencias deportivas, artísticas o académicas (por citar algunas) sirven como una escala de valores donde permite a uno ubicarse con relación a otros y nos dan la sensación de posible crecimiento. No es el deporte en sí el que saca a los chicos del riesgo delictivo, son las competencias la que lo hacen. Cuando no sabemos lo que valemos, miramos a otros para ubicarnos. Sin embargo, es evidente que por cada ganador habrá muchos perdedores y lo que puede servir a algunos nada hace por los otros.

En situaciones de clara corrupción aumenta la delincuencia, porque la escala de valores ya no refleja justamente los resultados del “juego” y por ello pierde su sentido de referencia.

En última instancia es esta falta de referencia, esta falta de un sentido de vida claro, el que hace delinquir a cualquiera.

Si queremos realmente luchar contra la delincuencia, deberemos trabajar en la autoestima de nuestros niños y adolescentes, en darles un motivo para vivir que se ajuste a la realidad y que sea posible para ellos llevarlo a la práctica.



Jorge Boza

2 comentarios:

Daniel M. Rigoni dijo...

Expectativas de vida, motivos para vivir; "libertad para" como libertad propositiva. Comparto y agrego que el capitalismo, en su etapa actual, demuestra no sólo que conduce a la pobreza de grandes poblaciones sino que al concentrar la riqueza en una pequeña porción, promueve la desigualdad. Es un tema complejo y muy importante para entenderlo en toda su extensión; comprenderlo, es decir alcanzar a entender la realidad concreta, es parte de la tarea que tenemos por delante.

Movimiento Evita Madariaga dijo...

muy buena nota y creo que el tema pasa por la no criminilizacion de la pobreza y que las politicas inclusivas van en ese camino , sacar de todos nuestros jovenes lo que mejor tienen y temas como el deporte si son practicados socialmente son una parte importante de estas politicas inclusivas , mucho mas alla de la competencia por que cuando este se practica desde la niñez apunta a una etapa ludica que conlleva la formacion del niño-preadolescente a una clara integracion social donde descubren cosas como la no desvalorizacion de la persona justamente a traves del entrecruzamiento de diferentes estratos economicos de la sociedad aca en Madariaga tenemos un ejemplo muy claro el trabajo de Chiche con sus escuelas de futbol donde todos y cad uno de los chicos que forman parte de ellas son tratados como iguales vengan de donde vengan , como asi tambien es de valorizar el trabajo realizaso por un monton de anonimos solo conocidos por quienes nos movemos dentro de esta trama, que apunta a la inclusion social a travez se la revalorizacion de lo bueno que hay dentro de cada pibe y no diferenciarlos por el color de la piel o la calidad de su ropa , alguien escribio una vez ningun pibe nace chorro , y es dentro de esta base donde debemos ser carrileros de esperanza para todos y cada uno de ellos

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