ESCRIBE HUGO RODRIGUEZ

Hace unos días hablábamos en este mismo espacio sobre la MEMORIA y de cómo este país es propenso a olvidarse de tener justamente eso, remembranza para con su historia. Y esta fecha que hoy quiero recordar no esta exenta de ese olvido. El 2 de abril tiene como objetivo “evocar” el desembarco en Malvinas, o sea, se conmemora que se mandó a la muerte a miles de jóvenes argentinos. Y para mi decir Malvinas es lo mismo que hablar de la Conquista del Desierto en la cual Roca aniquiló a miles de aborígenes, hechos que tienen muchas semejanzas como por ejemplo que entran en la amnesia de este pueblo. Ya sé que me dirán que no es así, que a esta fecha en particular se la recuerda y homenajea.
Y puede que así sea, hay una fecha impuesta en el calendario y hasta se hacen actos conmemorativos. Pero ¿eso significa tener memoria? ¿Significa acordarse enserio de los que sufrieron en carne propia esa guerra? Por ahí, por parte de nosotros, o sea del pueblo si, pero de esto estoy seguro, NO, y repito NO, por parte de los gobernantes. Ellos siguen ninguneando a esos héroes, y digo que los ningunean porque insisten en llamarlos EX COMBATIENTES, y yo me pregunto ¿EX combatientes? ¿Porque EX? Si ellos siguen combatiendo contra lo más difícil, sus propios fantasmas. Y encima siguen combatiendo contra la falta de asistencia, de jubilaciones dignas, de reconocimiento, de contención y etc., etc., etc. y miles de etc. más.

Estos gobernantes, los actuales, se parecen en este aspecto a los que mandaron a esos soldados a morir congelados en las islas, estos gobernantes no saben nada de sufrimiento, no saben de dolor, no saben lo que es tener gélidos los dedos de las manos y pies, no saben lo que significa tener hambre. Estos gobernantes, al igual que aquellos, no saben lo que es el frío del hielo austral, ellos solo saben sobre los hielitos del whisky* que se toman mientras con el dedo índice revuelven y digitan nuestro futuro.

Por eso en esta fecha yo no quiero olvidarme de ellos, los chicos de la guerra, los verdaderos protagonistas de esta historia. En esta fecha especial los quiero saludar con unas líneas que escribí en formato de cuento ya hace varios años. Relato que forma parte de mi primer libro que toma el nombre de ese relato y que fue ilustrado por una de mis hijas (Natalia), en aquel momento de 8 años.

Mi memoria entonces, intenta con estas letras, decirle gracias a esos niños-hombres y pretende “descongelarlos” del olvido y de la desidia de una gran parte de esta sociedad. Mi memoria intentará “descongelarlos” ahora de este nuevo frío al que son sometidos, ansío eso, ansias tan parecidas a que eso no lo hubiesen sufrido nunca, ganas tan parecidas a las ganas de nunca haber tenido que escribir esto.

Amigos de ABCHOY, aquí el homenaje a esos verdaderos hombres que se transformaron en héroes.

* Frase copiada al escritor y periodista mendocino Rodolfo Braceli

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“Este partido servirá para que los estúpidos, confundan fútbol con guerra…”-
Jorge Valdano, 22 de junio de 1986.

“Aunque sabía que el deporte no tiene nada que ver con la guerra, ese día jugué pensando en los chicos de Malvinas…es así, jugué pensando en ellos…”. Diego Maradona. 1989.

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En el 2001, escuché una nota de Román Iucht, periodista de radio Continental, al combatiente Luis Ramón Escobedo (futbolista retirado); me impactó.

El conflicto del Atlántico Sur fue para mí siempre un tema muy doloroso. Aunque era muy chico, no puedo olvidar los titulares de los diarios y las fotos de esos niños muertos de frío en el sur.

Hubo mucha mentira en torno a esa guerra y posteriormente mucho olvido a ellos, a los verdaderos héroes.

Las secuelas de ese conflicto se siguieron desencadenando con el correr de los años, con muchos suicidios, pero ese no es el motivo de estas líneas; el motivo, es el reconocimiento a esos pibes que dejaron su juventud en el frío austral de las islas.

Homenaje muy simple que este periodista tiene necesidad de realizar, por él y por todos ellos.

Por los que no pudieron volver, por los que volvieron y luego decidieron irse, por los que la siguen luchando, por sus familias y por los compañeros menos afortunados.
¡Gracias, muchachos!, qué Dios los bendiga y mil perdones, en nombre de todo un país.

A todos los combatientes que estuvieron en Malvinas y que están desparramados por todo el país, en especial a los que residen en Tandil y mucho más especialmente, a Juan Carlos Marcos.
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¡ “Vamos ganando”! (Los verdaderos héroes)

La frase era común allá por fines de abril, todo mayo y junio del 82; las revistas titulaban en grande: "Estamos ganando". Claro que en esos momentos en el país ocurría algo similar a lo que ocurre hoy por hoy en los Estados Unidos: el gobierno digitaba lo que se podía decir y lo que no.

En la tele se hacían programas especiales; se juntaron fortunas en alhajas y toneladas de chocolates, “supuestamente” con el fin de ayudarnos a nosotros.

Pero las joyas estarán en alguna cuenta bancaria en Suiza y los chocolates en las panzas de los hijos de los que hoy están libres, gracias a las leyes de punto final.
“Estamos ganando” decían los medios y acá... ¡je!, acá les creían; si ustedes supieran lo que pasábamos nosotros durante esos tremendos días previos al mundial de fútbol de España 82.

Contarlo ahora hasta me parece fácil, saben, sentado enfrente de mi computadora, calentito, tomando café y encima haciendo lo que me gusta que es escribir y si le agregamos que también me pagan por hacerlo, mucho más fácil y mucho más a gusto aún.

Les dije me gusta escribir y es verdad, pero a total verdad creo que ese hábito se me terminó de acrecentar por aquellos días, en donde hacerlo era lo único que me mantenía vivo. Y como les decía, escribir en la situación en la que nosotros estábamos era difícil, ya que no tenía un teclado como ahora y la infusión para calentar el cuerpo sólo aparecía en sueños y con los dedos congelados me era casi imposible poder garabatear con un pedazo de lápiz, algunas letras de corrido.

Pero así y todo me las ingeniaba. Y cuando volví, o mejor dicho cuando volvimos-porque yo formaba parte de un equipo, pero bueno…, más adelante les contaré de mis compañeros- Les decía, cuando volvimos, tenía llenos once cuadernos "GLORIA", vaya paradoja el nombre del cuaderno, yo escribía sobre las hojas de algo cuyo nombre era el que nos habían metido por los oídos y por el cerebro como lo que habíamos ido a buscar a ese lugar: "la gloria " de la nación.

Pero otra vez me fui por las ramas...les decía, tenía escrito once cuadernos de cuarenta y ocho hojas llenos de pensamientos y emociones que me marcaron por esos días y que llevaré por siempre conmigo.

Ahora amigos, me parece fácil contarles lo que sucedía hace veintidós años y cuando el jefe de redacción me dijo que tenía que escribir sobre lo que había vivido en esos días previos al mundial… les juro que volví a sentir ese frío austral en mis dedos, y enseguida me acordé de mi equipo, ¡sí! del que les hablé antes.

Mi equipo estaba formado por veintidós compañeros, pero les aseguro que para defender los colores de mi nación en semejante compromiso mundial, nos mandaron… diríamos que sin utilero y por lo consiguiente íbamos sin ropa, ni siquiera de entrenamiento, esa a la que generalmente se la denomina de fajina. Tampoco había nutricionista, ni cocineros, por lo tanto viajamos sin comida; no teníamos traductor y no sabíamos hacernos entender con quienes pudimos tener contacto. Por consiguiente al final de nuestra travesía nos sentimos mucho más que nunca, prisioneros de guerra.

Con todo este preámbulo negativo, subimos al barco en las primeras horas de la madrugada del 2 de abril de 1982 hacia nuestro lugar de concentración, con el fin de ambientarnos y aclimatarnos " adecuadamente" para conquistar nuestro objetivo.

A decir verdad, amigos, ese fue el viaje más triste que recuerdo, ya que la mayoría de nosotros éramos bastante chicos, ninguno superaba los diecinueve años y siendo nuestro primer viaje, ni siquiera nos dejaron despedir de nuestros familiares.

Recuerdo la cara del negro Méndez…, el miedo del zurdo Vázquez… que era el miedo de todos y la confianza de "Kempito" Suárez que llevaba ese sobrenombre porque era el goleador en los torneos internos, entonces le encajamos "Kempito", por el máximo artillero del mundial de la Argentina en el 78; la confianza de él era contagiosa, así que en cierta forma fue quien nos tranquilizó a todos en el viaje de ida.

"Kempito" nos decía que nos quedáramos tranquilos, que lo nuestro era un trámite, que a la vuelta el presidente nos iba a condecorar...que hasta nos haría salir al balcón de la rosada para saludar a la multitud que se iba a congregar para celebrar nuestro triunfo, que en definitiva volvería a ser el triunfo de los veintisiete millones de argentinos.

Pero la vida tiene esas vueltas de tuerca que uno nunca entenderá; muy pocos minutos después de que nuestro barco tocara tierra y nos depositara en el lugar de nuestro objetivo, "Kempito" fue el primero del equipo en sufrir el juego brusco del contrario: una lluvia como de plomo nos costó nuestra primera baja y ahí fuimos nosotros los que tuvimos que animarlo a él...Que se iba a recuperar...que ya volvería a convertir goles para nuestro equipo...que esto...que lo otro.

Pero la verdad es que desde ese mismo momento, la moral del equipo se vino abajo, creo que fue desde ese mismo instante que unánimemente nos propusimos cambiar por nuestra cuenta la estrategia de juego y nos decidimos aguantar, porque créanme, era lo único que se podía hacer frente a un equipo totalmente superior en provisiones, en tácticas, en apoyo, en relevos,¡bah!, totalmente superior en todo; les juro amigos que sólo los que estuvimos ahí sabemos a ciencia cierta, la superioridad de nuestro rival.

Por todo esto, ahora cuando releo las revistas de esa época en las que se titulaba "Vamos ganando" y me imagino a todos ustedes creyendo y alegrándose con esas mentiras, yo me vuelvo a acordar de mi equipo, con el cual aguanté aquella soberana paliza en experiencia y en organización, que nos dieron.

Por todo eso, cuando a ustedes acá les mentían con los “vamos ganando”, a nosotros allá nos cascoteaban el rancho; como diría Víctor Hugo Morales: -“¡no le pregunten a nadie, no quieran saber cómo se han salvado los muchachos argentinos...”! - siguiendo con el relato el uruguayo diría:

-“¡balas que pican cerca....¡”- y realmente el relato sería exacto a lo que nos pasaba; ustedes acá creyéndonos ganadores y nosotros allá nos salvábamos de milagro, como Argentina contra Brasil en Italia 90 y sin saber por qué, ya que las balas realmente “picaban cerca” pero muy cerca.

Desde ese día hasta el final del juego perdimos mucho y seguimos sufriendo bajas en nuestro plantel: el zurdo Aquino, la araña Maggi, el Pipa Paz (otra curiosa asociación entre sobrenombre y apellido),"el nene" Donato," la brujita " Fassi y "el oreja" Silva no pudieron volver....a ellos las balas les picaron mucho más cerca que a nosotros.

A todos ellos los llevamos grabados en nuestros corazones y en nuestras remeras, las que mostramos cada vez que festejamos un gol en los campeonatos internos.
El que no pudo hacer más goles fue "Kempito", que volvió, sí, pero sin su arma mortal, su poderosa pierna derecha. Se conformó primero con acompañarnos a cada partido que hacíamos con otras brigadas del país y con el tiempo empezó a conformarse nada más que con el alcohol. Hoy por hoy lo sigo visitando todos los fines de semana; está en un psiquiátrico.

El “vamos ganando”, paulatinamente lo tuvieron que ir modificando, hasta que no les quedó otra que decir la verdad, la misma que nosotros vivimos desde el desembarco.
Y la verdad para nosotros fue dolorosa; no hubo recibimiento oficial, ni condecoraciones, ni salimos al balcón de la rosada, es más, nos ocultaron por mucho, mucho tiempo y nos trataron como a mendigos por años.

No tuvimos el reconocimiento que "Kempito" había imaginado, como sí lo tuvo la selección, no la de ese año, el 82, que se volvió casi tan rápido como la que fue a Corea-Japón, sino la del 86, que trajo la copa del mundo para el orgullo nacional.

¡Ojo!, no es que esté en contra de que a los muchachos del fútbol los hayan recibido como a héroes, si yo también le doy a la redonda y también grité como un loco el gol de Diego a los ingleses, no por venganza, se los juro, sino por orgullo, porque aunque ese morochito iba vestido de azul, llevaba la bandera argentina en la mano....” y les decía, sentí orgullo, porque ellos, los muchachos del fútbol, también habían puesto todo de sí por defender los colores de mi país.

El dolor de que a Diego y compañía los recibieran como héroes, fue porque ellos no perdieron a nadie, salvo a Passarella, que no pudo jugar por no sé qué infección; en cambio nosotros perdimos nuestra juventud y algunos como " Kempito" no sólo perdieron sus piernas, sino también sus vidas, aunque todavía estén en está tierra.

En el fútbol, se diría que nosotros, los chicos de la guerra, fuimos los ganadores morales, pero no me consuela; el consuelo me lo da Dios y aunque antes de la guerra me consideraba creyente, más aún en esos días, sentí el amparo y la protección de alguien más poderoso que nosotros.

Y les juro que aún hoy a veintidós años del desembarco en Malvinas, siento que a mi equipo, como a tantos otros equipos que estuvieron en el frío austral, nos tendrían que haber recibido y tratado mucho mejor que a los del fútbol. Porque nosotros en la cancha, demostramos más que nadie que nos adaptamos a los cambios tácticos y estratégicos del adversario, al desamparo y al desinterés de nuestros dirigentes.

Ojalá que nadie se sienta ofendido por estas líneas, el propósito era recordar lo que vivíamos nosotros en la previa de un mundial de fútbol.

Ojalá que los argentinos hayamos aprendido la lección de aquellos titulares en los que se decía " Vamos ganando" y que lo tomemos para progresar a futuro, y que unidos y de la mano de Dios, forjemos una Argentina ganadora, no solamente en el fútbol.

3 comentarios:

Miguel Martín dijo...

Hace unos días crucé caminando la Plaza de Mayo, y me generó mucha impotencia, ver ex-combatientes acampados en la misma, (me decían que hace tiempo que están), reclamando por sus derechos.
Ojalá sean escuchados ...

Daniel M. Rigoni dijo...

Sí, comparto tu comentario, ojalá alguna vez toda la sociedad los escuche.

Movimiento Evita Madariaga dijo...

en este sentido he visto que la desmalvinizacion no es tan profunda como en los anteriores gobiernos y un fuerte compromiso de parte del gobierno en el tema por que hay cosas que el monopolio no publica y una de ellas es logro de que los paises de america latina y el caribe hayan firmado junto un documente de apoyo a nuestro pais , o el pedido de la ONU a tratar e tema de la soberania , y tanpoco nada se dijo que mientras esto ocurria un grupo de legisladores de la oposicion se reunia con autoridades Britanicas en el Foering Office equivalente ingles de nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores antes del conflicto por la llegada de las plataformas que seran encargadas de robar el petroleo de nuestrasa Malvinas Argentinas , que buscarian estos legisladores convertirse en el Sir leguizamon del tratado Roca-Runcimann , obtener el alago de la reina y ostentar este cargo ganado a base traicion

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