Historias de nuestra historia


No te acerques a la vía! gritó la abuela casi con desesperación.


La niña retrocedió tres pasos, con el corazón sobrecogido .

Año 1971, seguramente abril, porque las hojas de los plátanos ya estaban desparramadas

por todos lados , formando un colchón crujiente en la vereda. La niña, el abuelo y la abuela

se dirigían como todos los fines de semana del año, al club. A la pequeña le gustaba ir con

ellos, aunque sabía que su padre y madre llegarían al club antes que ellos porque iban en auto.

Eso no importaba, el mayor disfrute era todo el recorrido de subte y tren que hacía con sus

abuelos para llegar de Monserrat a Olivos. Cuando llegaban a Retiro, comenzaba el problema,

pues su abuela no la dejaba acercarse al andén para ver las vías y mirar cuando llegaba el tren.

Apenas lo intentaba, la abuela irrumpía a los gritos y la hacía retroceder hasta sujetar su mano

con fuerza. Es muy peligroso, no te acerques al andén, porque podés caerte - le decía .

La niña tardó 30 años, en deshacerse del profundo miedo al tren, que su abuela, sin quererlo,

Le fue imponiendo , reiteradas veces, casi como un pájaro carpintero en la cabeza!

El tren es peligroso, ojo con acercarte, que puede producir un desastre.



Año 1900, en un pueblo cerca de Salerno, Italia.

La madre , Carmela y sus dos hijas, Aída de 5 y Juana de 3 años

estaban paradas en la estación esperando el tren. Ya había vendido todas sus pertenencias,

la casa donde vivían, muebles y demás. Francisco, esposo de Carmela,

había dado el visto bueno para irse a la América, a la Argentina. Él, la esperaría allí, parado

en el puerto de Buenos Aires, con su bigote enrulado perfectamente y sus fuertes

convicciones de construir un futuro mejor, no en vano, había estudiado para maestro mayor

de obras.

Decían que había un panorama esperanzador, posibilidades de recuperarse de tanta

desvastación y dolor que la guerra había traído.

Mejor mirar para adelante, buscar paz y trabajo, pensaba Carmela, mirando a sus dos hijas.

- Cualquier cosa es mejor que esto, por más incierto que sea.



Sus dos hijas ,Aida , la mayor , se veía muy bella con su vestidito rosa viejo, sus puntillas y

flequillito, como se usaba en la época. Juana ,con sus ojos azules, chisporroteantes como

siempre, le daba buen humor a semejante momento.

Valijas en mano, escucharon el silbato del tren. Se apresuraron no querían esperar

un segundo más. Se embarcaría en el viaje de la incertidumbre, pero en ese momento,

era una palabra gloriosa, pues la certidumbre del hambre y destrucción, se tatuaba hasta los

huesos por donde se mirara.

Antes los trenes se veían bastantes diferentes, cada asiento tenía su puerta para subir al tren,

Se acomodaron en sus asientos, era poco lo que se podía llevar en los baúles de viaje , pero lo

necesario, para que las niñas no pasaran ni frío ni calor. Lo que más pesaba era dejar a la

familia que quedaba, a su hermano mellizo, a su madre, a sus primos.

El silbato del tren, sacó a Carmela de sus ensoñaciones, dejó a Aida del lado de la puerta

Ventana para que pudiera entretenerse con el paisaje y a Juana la acomodó sobre su regazo.

El tren arrancó por fin, el puerto las esperaba, Francisco las esperaba.

Miró a sus niñas, y se dejó hamacar por el vaivén del tren.

No supo cuanto tiempo pasó. Si fue un sueño o una pesadilla, no supo que vino antes o

después, si el frenazo ruidoso del tren, el asiento vacío de Aida, la puertecilla abierta, los gritos

de la gente, la desesperación, la carita de Juana desorientada, pero no era necesario darle un

orden al caos. Ya todo estaba perfectamente instalado en su lugar, su niña Aída

caída entre las vías, el horror , ese de capa negra , gigante y frío como el iceberg

había venido a apoderarse de su vida para siempre. (continuará)

14 comentarios:

Daniel M. Rigoni dijo...

Cccccuando????

Helvia Catena dijo...

jaja, le doy unos días de suspenso....

Jorge Enrique Paso dijo...

Muy buena, mira que yo le esquivo a leer cosas de mas de 10 renglones, sin embargo me lo lei todo. La redacción te lleva a seguir leyendo.

MARIELA BERRUTI dijo...

Estoy ansiosa por seguir leyendo esa bella historia!!!. Mariela Berruti

daniel jorge dijo...

ta interesante!!!!!!!!!

Movimiento Evita Madariaga dijo...

tenes 30 segundos para seguir no es una amenaza es una suplica ja ja

javiergqrcia1964 dijo...

que bueno que te largues a escribir,me encanta espero con ganas lo que vendra

Daniel M. Rigoni dijo...

Ah! encima es de tu autoría Helvia? Excelente!

Helvia Catena dijo...

UPA, y ahora tengo que sacarle punta a las ideas, vamos a ver....

beatriz somoza dijo...

Qué bonito! dale saca punta...

Fermín Rigoni dijo...

buenisimo!

Andrea Cuevas dijo...

Buenísimo Helvia !!!!!!! atrapante relato...espero por más!

Movimiento Evita Madariaga dijo...

te felicito , pero los 30 segundos ya pasaron hace reto ja ja , mas halla del chiste me parece fantastico que te largues a escribir , y como nuestra basta un boton capacidad tenes ponele garra y metele pal disco

paula dijo...

Me gusta mucho tu forma de relatar, transmite la familiaridad que vincula a cada personaje. Felicitaciones! Quiero la continuación!

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