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Avanti

Si te postran diez veces, te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas:
no han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.
Con el hambre genial con que las plantas
asimilan el humus avarientas,
deglutiendo el rencor de las afrentas
se formaron los santos y las santas.
Obsesión casi asnal, para ser fuerte,
nada más necesita la criatura,
y en cualquier infeliz se me figura
que se mellan los garfios de la suerte...
¡Todos los incurables tienen cura
cinco segundos antes de su muerte!

Pedro Bonifacio Palacios
"Almafuerte"


Almafuerte, cuyo verdadero nombre fue Pedro Bonifacio Palacios nació el 13 de mayo de 1854 en San Justo, Provincia de Buenos Aires, Argentina.

Su vocación de maestro le llevó, a los 16 años, a dirigir una escuelita en el pueblo de Chacabuco donde, en 1884, tuvo la oportunidad de conocer a Sarmiento y fue docente durante su presidencia.

Sin título oficial, y con métodos muy personales, impartía una enseñanza que por sobre todo abría un panorama espiritual en sus alumnos. Por razones personales abandonó la docencia, y se trasladó, primero a Buenos Aires y luego a La Plata, para dirigir y colaborar en periódicos de la época. Aunque circunstancial, su labor periodística fue intensa y de lucha, transmitiendo su espíritu a la juventud que participó en los hechos revolucionarios de la última década del siglo XIX. Para ese entonces, eran muchos los diarios que recogían artículos y versos de Almafuerte (algunos publicados con otros seudónimos, ya que utilizó varios en su acción periodística).

Sus mejores obras fueron publicadas después de su muerte, ocurrida en Buenos Aires.


Libros publicados

Lamentaciones, La Plata, 1906

Evangélicas, Buenos Aires, 1915

Poesías, con prólogo de Juan Más y Pí, 1916

Poesías Completas, Montevideo, 1917.

Poesías Completas, publicada en "Grandes Escritores Argentinos" ha sido la mejor de estas recopilaciones

1 comentarios:

Jorge Enrique Paso dijo...

Si te postran diez veces, te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas:
no han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.

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