La Telaraña


Menta y Chocolate
Por Mariú Otaño

Bajé al quiosco en busca de cigarrillos, es la única razón o casi la única…por la que frecuento estos negocios…y para comprar cocas de vidrio chiquitas y tomarlas mientras camino…estaba pagando y los vi ahí, tentadores medallones de menta y chocolate, no lo pensé…compré uno, lo pagué y salí con rumbo decidido…no hacia la oficina, sino a una librería de viejo que hay a la vuelta…

Sumado al aroma de comida casera al entrar en una casa, no hay nada más sublime que el olor a papel y tinta de los libros…una mezcla milagrosa… casi exquisita para quienes amamos leer…
Entré despacio y con respeto reverencial saludé al anciano detrás del mostrador…oficio de librero…una combinación de loco, hermitaño y, guardián de un templo.
Él agachó la cabeza devolviendo el saludo, nada más qué decir…mis manos ansiosas danzaron por las tapas, contratapas…mi nariz sin resistirse y carente de vergüenza alguna…se hundió en el ”halcón maltes de dashiel hammet” edición de aguilar…papel biblia.. Ah señores…el mensaje fue directo a mi corazón…aunque les parezca exagerado…y lo decodificaron mis ojos, que le dieron paso a dos grandes lágrimas.
El hechizo seguía vivo…
Seguí hurgando, descubriendo, recordando…el día aquél en que mi madre tomando mi pequeña mano de cinco o seis años…me sumergió en una librería de usados y canje, en medio de un viento patagónico que no daba tregua a ser humano alguno. fue entrar en otra dimensión…de libertad absoluta, pues allí era bienvenido tocar los objetos…los libros…la gente los abría, los leía, los olía…!!!!!!!semejaba una reunión de sociedad secreta, hablaban bajo, sonreían y
Susurraban frases extrañísimas…me enseñaron luego, que eran los títulos…
”el caballero verde”, “sobre héroes y tumbas”, colección el séptimo círculo…descubrí en ese instante, una pasión…que jamás me dejaría y a quien le soy fiel porque no puede ser de otra manera…descubrí mi pasión por los libros…me descubrí, diminuta, con dos trenzas y encandilada por lo que sería el resto de mi vida…lectora.
Mi madre, ausente en el pequeño lugar buscaba sus tesoros…una vez hallados recuerdo que dejó dos que ya tenía en casa y se llevó uno de mayores dimensiones y tapa dura…
Me miró sonriente, acarició mi cabeza y compró dos medallones de menta y chocolate…los comeríamos de regreso, caminando en silencio…de la mano.
El ritual se repetía cada semana, al caer el sol…llevábamos tesoros, los cambiabamos y volvíamos con otros…comiendo chocolate…de la mano, contra el viento…felices…aún guardo el primero de ellos…una edición vieja y destartalada de los cuentos de Andersen.
Volví de mi ensueño, consulté mi reloj…tardísimo, cuando preguntaran donde había ido, ya sabía que contestar…al paraíso…

8 comentarios:

gaucho dijo...

Hermoso!!! Me gusto mucho también Amigas del alma
Gracias por compartir
Antonio

Helvia Catena dijo...

Viste, Antonio.... escribe maravilloso!!!!

Anónimo dijo...

MUY BUENO. MARAVILLOSO. ME GUSTÓ MUCHO
G. GARMENDIA

VIVIANA VERISSIMO dijo...

MUY BELLO,ME GUSTO MUCHO,ES MUY TIERNO,ME HIZO RECORDAR A MI PAPA QUE EN SUS PASEOS UNICOS,CONMIGO,ME INVITABA UN SANDWICH DE JAMON CRUDO Y QUESO CON UNA GASEOSA.SOLO PARA MI.ERA MUY DIVERTIDO,PERO PRONTO SE TERMINO EL HECHIZO........VIVI

Helvia Catena dijo...

los hechizos son parte de la vida, puede haber otras situaciones, quizás vos te transformes en maga con tus hijos o nietos....

Anónimo dijo...

Muy poetico, de gran identificacion sobre todo,recorde el Parque Centenario y el Rivadavia, en el primero compre una edicion The Buenos Aires Affair de 1973 que sobrevivio a su prohibicion.(Una joyita)
Saludos Cordiales
Graciela K

Anónimo dijo...

Dulces recuerdos asociados al chocolate...todos tenemos algunos y son nuestro paraiso...

nidia dijo...

Me encantó!!!A mi siempre me gust5aron los olores particulares de las casa viejas, de las librerías , recordé mi infancia ,las veces que he entrado a revolver libros viejos!!!y oler!!

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