Realidades Imaginarias


Debería
Por David Pau

Debería estar estudiando… Al culo con todo! Me acaba de llamar una tipa completamente atacada. Una mujer que conocí hace un tiempo, prometí llamarla y jamás lo hice. Una histérica. Gastó todo su crédito diciéndome lo mucho que me extrañaba, bla, bla, bla! Apagué el celular y me puse a pelar unas papas… La idea era cenar una tortilla, pero todo terminó en un revuelto de no sé que cosa con arvejas…


Prendí la radio y sintonicé la única frecuencia potable en toda esta ciudad de mierda, nada… Música electrónica. Es sábado a la noche. La apagué… Por alguna razón fui hasta el baño y busqué una revista. Decididamente no puedo cenar ojeando fotos de minas desnudas, con mirada de “hacéme lo que quieras”. Sobre todo, sabiendo que para el “haceme lo que quieras”, tendría que pagarle lo que “ella quiere”.

Opté por una “Gente” del 1 de enero de 2008… Recorro las páginas y leo que Cerati sale de la “Tienda Inglesa” con un changuito repleto de mercadería para “afrontar la etapa post-concierto”. Me sirvo un vaso de Coca-Cola y me doy cuenta que esta caliente. Me pongo el pantalón y voy a la casa de la señora que me alquila a pedirle unos hielos. Me abre la puerta Jesús, su nieto, y me dice: - Pasa cartón, querés helado?. Estaban tomando helado en balde, de esos tricolores. Agradecí, aludiendo que estaba a punto de cenar y le palmee la espalda a Amelia, la dueña. Me gusta palmearle la espalda a la vieja. Luego le pedí unos hielos. Estaban todos, Jesús, Amelia y Brenda, la novia de Jesús, tomando helado y mirando una película barata. Llené un vaso, le palmee la espalda a Amelia nuevamente y salí. Mientras caminaba pensaba en que si bien no los envidiaba, algo de nostalgia me transmitía esa imagen de ellos. Unos pobres diablos, como animales que no tienen conciencia de la muerte. Viven al día, duermen la siesta, comen, cagan, miran televisión y vuelven a dormir.

Regrese a mi casa, me senté, me serví Coca-Cola con los hielos y di vuelta la página de la revista mientras metía un pedazo del revuelto en mi boca.

“El mundial (de rugby) no nos cambió la vida, pero ahora firmamos autógrafos a cada paso”, dice la leyenda en el título de una nota a Pichot y Hernández. Los tipos están jugando al fútbol en al arena de Punta. Se ríen, se ven distendidos y hasta parecen felices. La fama, quien sabe? A veces pienso, que haría yo en lugar de ellos? Lo mismo? Haría algo diferente? A quien carajos importa… No soy ellos.

“Florencia de la V en New York”, Dios mío…! De luna de miel con su novio… La cara del tipo lo dice todo. Un pobre diablo con cara de serio. Divorciado. Padre de dos hijas. Como alguien puede acostarse con una persona, pensando que es mujer, pero que al mismo tiempo sabe que le cuelga algo en la parte delantera que es propio de un hombre…?

La Princesa Máxima, Iván de Pineda, y mucha gente “linda” dicen presente en cada página… Todos son lindos, tienen lindos autos, lindas ropas. A propósito de esto último, es notable como todo los queda tan bien! Pareciera que los fabricantes les hicieran la ropa a medida o algo así… por otra parte, me di cuenta que si yo mismo usara esa ropa y me tomara el tren a Olavarria, seguramente me cagarían a trompadas antes de alcanzar la primer estación! En fin…

Todos los cuerpos se ven perfectos, o casi, pero andan por ahí… Cómo hacen? Que acaso no trabajan? O viven de sonreír en las fotos? Y además me pregunto, por qué yo no salgo con una tipa de estas? La respuesta, me contesto a mi mismo, es la siguiente: Soy una rata. No tengo dinero, ni un buen trabajo. Me invitan a comer y creo que muchas veces inspiro algún sentimiento de rechazo en los demás. Hace poco más de quince años que tengo las mismas botas, la misma remera, el mismo corte de pelo, la misma actitud de mierda… Sobre todo esto último, no he cambiado en absoluto.

Me voy al escritorio, dejé todo sin lavar, tal vez aparezca un duendecito en medio de la noche y entre a la cocina taconeando para hacerlo. Jamás sucedió, ni sucederá.

Llené el vaso de Coca-Cola a la mitad, pero le puse algo de whisky de mi petaca. Si, whisky que robé de la casa de un amigo mientras dormía. Llevo la revista bajo mi brazo y antes de ir a la habitación, me echo una meada. No levanto la tapa, a nadie le molesta, ya que vivo solo. Más allá de todo, cago en cuclillas sobre la porcelana. Lo hago así desde que pude notar que al cagar en el campo hago menos fuerza y me relajo mejor. Por todo esto, si la tapa esta meada o no, me deja sin cuidado.

Me bajo el cierre del pantalón y frente a mis ojos, en la pared, veo circular cientos de hormigas en fila. Las muy podridas hicieron dos agujeros en cada extremo de las paredes del baño. No tiene caso aplastarlas, pasaría la noche entera y estoy cansado. Olvido el asunto, cierro la puerta y no aprieto el botón, seguramente lo voy a hacer mañana por la mañana.

Quisiera que la mujer del “cholo” Simeone estuviera en mi cama… Acabo de verla en la revista y no esta nada mal. Pero para ser sincero, creo que no la aguantaría. La tipa empezaría con la canción que dice: Por qué vivís acá si sos de san Isidro? Por qué a tu edad seguís estudiando? Por qué no tenés dinero? Y todo aquello, harto conocido y respondido por mí, infinidad de veces… Más allá de todo, quien quisiera estar en la cama conmigo?

Ahhhh…! Fernando Peña, leo una nota sobre él. Pobre diablo. Que le pasa al niño ahora? Llora y llora y se hace el duro y putea y se acuesta con adolescentes y patea el tablero y se tatúa en el antebrazo una rosa con la leyenda “HIV +”. Y me canso de leer y me pregunto “por qué?”. Por qué hago cosas sin ningún sentido…? Por qué reniego de estas cosas y las disfruto, de la misma manera que una gorda con bulimia lo hace al vomitar? Un trago más de Coca-Cola… Tal vez me vaya a la cama sin cepillarme los dientes. Ahora que lo pienso, olvidé decirle a una amiga que en el supermercado, el vino tinto cuesta $12 y si lleva una segunda botella, solo paga la mitad de su valor.

Como sea, que debo hacer para tener al lado mío una de estas tipas de las revistas?

No sé para que, solo la quiero. Me siento algo caliente. Supongo que la miraría y me haría la paja… Están tan buenas, pero se ven tan plásticas, tan antinaturales. Es como acostarse con una muñeca inflable! Nunca me acosté con una, debe ser como cojerse una cámara de auto. Y a decir verdad esas mierdas no me calientan en lo más mínimo… No lo sé, en estos momentos quisiera acostarme y abrazar a una mujer de verdad. Pero sé que por la mañana, seguramente desearía que desaparezca!

A veces me harto de toda esta mediocridad. Una nota de Benazir Bhutto, su atentado, gente despedazada en medio de la calle y al lado Nicolás Repetto corriendo en la playa de “La Boyita”. Que distancias abismales separan toda esta cosa, todas estas vidas, de mí propia vida. Ahora solo Whisky, sin Coca-Cola…

Debería largar todo e irme a la mierda en este mismo momento. Solo me mata la idea de saberme que en 20 días desaparezco. Solo 20 días para salir de este agujero y entrar en otro. En el de mi vida Sanisidrense. Pero si llego al 21 de noviembre, voy a sentir que alcancé algo y que no me escapé. Lo afronté. Para qué? Por qué? Solo un idiota como yo es feliz por semejante hazaña que no le importa a nadie.

Mi madre, no sé porque pienso en estas cosas, me escribió una nota que decía: “No sé si te vas hoy a Olavarria, bla, bla, bla… Pero quiero que sepas que te amo, aunque soy la peor madre del mundo…”. Y lo peor, si, es que es verdad! Pero bueno, no se lo dije, no lo confirme… Le respondí con otra nota: “Mamá, las hay peores”.

Y entonces me llueven las preguntas… Siempre me sucede. Por qué mi padre jamás pagó la cuota del club de rugby y me hacía dar la cara ante la gente de tesorería? Llegaba con mi bolso horriblemente marrón y anticuado, mis botines enormes, que mi padre compró, “talle 41”, para “el día de mañana”. Y ahí estaba, siempre sentado en su escritorio, al lado de la puerta, el tesorero. Me llamaba y me sermoneaba sobre las responsabilidades y que era moros y no sé que mierda más. Los sobres cada mes, porque se rescribían, quedaban apilados en la puerta de casa. Mi padre jamás pagó, pudiendo haberlo hecho, y me expulsaron del club que tanto amaba… Si, jugaba en Hindú. Pero bueno, me echaron por falta de pago de las cuotas. Casi lo había olvidado, pero hoy por la tarde, de repente, lo recordé…

Creo que debería dormir un poco. Más whisky y menos Coca-Cola… Seguro que vendo todos estos muebles y regreso a San Isidro con lo puesto. No tiene sentido quedarse con cosas que uno no va a usar. Pero me apena que un paisano, un hijo de puta, se quede con estos muebles, que si bien son una cagada, guardan algo de mí esencia… Además el idiota pensará por dentro “Ja! Como lo cagué a este porteño…”. Dios, pobre infeliz…

Alguien se dio cuenta de que el inventor de las remeras “Lacoste”, es igual al cocodrilo bordado? Lo digo por su nariz… O mejor, debería de haber inventado las medias de toalla! Es interesante ver que hay gente que vive de no hacer nada más que de poner la cara en un evento, un jugo en polvo o una bebida energizante. Adam Smith tenía razón… “cualquiera puede llegar, en una economía liberal…” Y esto se aplica perfectamente en nuestro país. Cualquier estupido es capaz de salir en una revista! Y cuando hablo de estupidos, me refiero al hermano de “Su” Jiménez. Según la revista el tipo es amante de la buena cocina…

Ahhhh…! Necesito llegar al 21 y largarme de todo este puto lugar de una buena vez.











1 comentarios:

lunaroja dijo...

Me parece un relato honesto,políticamente incorrecto,bien narrado, fluído...pero,sobre todo me gusta,por el desencanto que transmite,la opacidad de la rutina,y el confronto existente entre dos realidades opuestas pero no por eso menos reales.
Me ha gustado mucho.

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