La vida premium

Por Carlos del Frade(APe).- La pobreza aumentó en Rosario: desde el ministerio de Desarrollo Social de la provincia de Santa Fe informaron que la demanda social aumentó un 25% en los últimos meses. La solicitud de la llamada tarjeta social que se usa para comprar comida, se incrementó un 20%. El mismo porcentaje en que fue reforzado el suministro en los comedores comunitarios. Desde los barrios de la ex ciudad obrera, industrial, ferroviaria, portuaria y rebelde, las voces claman por más raciones de comida.

APe).- La camiseta auriazul de uno de los clubes de fútbol más populares de la Argentina, Rosario Central, anuncia la firma “Ciudad Ribera. Ingeconser”, los responsables de una serie de torres que se levantan frente al río Paraná y prometen una “manera de vivir premiun” en la otrora capital del peronismo y corazón del segundo cordón industrial más importante de América latina después de San Pablo.“Vida premiun” para los rosarinos, dice con obscenidad y ostentación la publicidad, mientras ciertos grandes medios de comunicación gastan a cuenta de lo que será la ciudad cuando dentro de poco se inaugure el casino más grande de América del Sur.Juego y arquitectura del primer mundo, postales de una élite que tiene poco que ver con lo que sucede todos los días con las mayorías que habitan la ciudad que alguna vez fue obrera, rebelde, ferroviaria, portuaria e industrial.La “vida premiun” es para pocos.En estos días la otra vida, la vida de los muchos, fue conmovida por las consecuencias de estas contradicciones que muestran que Rosario es, en realidad, una ciudad archipiélago con islotes de abundancia obscena por un lado, y decenas de islas arrasadas por las urgencias básicas, por otro.La pobreza aumentó en Rosario: desde el ministerio de Desarrollo Social de la provincia de Santa Fe informaron que la demanda social aumentó un veinticinco por ciento en los últimos meses.La solicitud de la llamada tarjeta social que se usa para comprar comida, se incrementó un veinte por ciento. El mismo porcentaje en que fue reforzado el suministro en los comedores comunitarios.Desde los barrios de la ex ciudad obrera, industrial, ferroviaria, portuaria y rebelde, las voces claman por más raciones de comida.Una de las más conocidas monjas de Rosario, la hermana María Jordán, que trabaja desde hace muchos años en un barrio habitado por el pueblo toba, dijo que no solamente le piden para comer, sino también “una casa, un refugio, un techo para vivir”.Mientras se preparan los fuegos artificiales para las inauguraciones del complejo de torres “Ciudad Ribera” y del Casino más suntuoso de estas latitudes, la vida cotidiana de las mayorías rosarinas no tiene ninguna relación con las postales para exportación.Los extraños índices oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo que acaban de inventar que la pobreza descendió en la Argentina casi cuatro puntos, sostienen – en cambio- que se incrementó el número de desesperados en la zona del Gran Rosario.Quizás porque la administración provincial no tenga el mismo color político que el gobierno nacional, el realismo mágico del INDEC esta vez no alcanzó a tapar la realidad de los que habitan en los arrabales del río Paraná.Sin embargo, en los grandes medios de comunicación de la zona no se habla de las causas de la pobreza ni por qué aumentó el número de urgidos. Tampoco lo hicieron los candidatos a concejales por las llamadas fuerzas mayoritarias que en estas horas resolverán qué integración tendrá el concejo municipal de la ciudad. Para ellos tampoco es tema la cuestión social.Simplemente se espera que la “vida premiun” avance y que los negocios de las minorías sigan impunes más allá de la desesperación de muchos.La otrora ciudad obrera sucumbe ante la fragmentación de los dueños del archipiélago rosarino, los que venden las delicias de la “vida premiun”.

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