Realidades Imaginarias






El Bosque
Por David Pau



“Por la noche el bosque de pinos se tornaba encantado. Por delante del mismo se extendía una capa de agua que lo transformaba en un pantano, pero si uno lo rodeaba por fuera (un camino oscuro y sinuoso) llegaba hasta el corazón del mismo. Una vez dentro de su espesura, además de observar las incontables galerías de árboles estrictamente ordenados, se extendía por todo el suelo una espesa alfombra anaranjada compuesta por miles de millones de ramas de pino secas… La bruma nocturna lo invadía, lo violaba suavemente por cada uno de sus lados… Como un alma rastrera devenida en quien sabe que especie de demonio vagabundo…
El silencio que se percibía en el espíritu mismo del bosque era imposible de describir. El encanto de la quietud en su máxima expresión… Solo el eco de las voces emitidas o el sonido de unas palmadas quebraban la quietud contextual que nos envolvía.
Rodeado por una serie de canales, el bosque estaba de alguna manera encerrado en su propio universo… En su mundo… Separado de todo lo demás. Aislado. Disfrutando de su eterna soledad…“

2 comentarios:

Andrea Cuevas dijo...

Qué hermoso! Si cuando lo vas leyendo, te vas adentrando en ese bello paisaje, no? Se despiertan todos los sentidos y el silencio, paradójicamente, se torna música celestial...

Helvia Catena dijo...

si, uno viaja a través de los relatos!
vamos, por más....

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