Dos atentados en 24 horas y 50 años en activo devuelven la atención a la única organización armada ilegal que sobrevive en la rica y moderna Europa occidental: Euskadi Ta Askatasuna (patria Vasca y Libertad), ETA.


En diciembre de 1958 un grupo de nacionalistas vascos realizó la primera reunión y se decidió el nombre. El 31 de julio de 1959 la organización comunicó su constitución al presidente del País Vasco en el exilio, José Antonio Aguirre, según relata a BBC Mundo el periodista de la agencia Vasco Press y autor de numerosos libros sobre ETA, Florencio Dominguez.

La represión, y en especial la de los nacionalismos, por parte del gobierno autoritario de Franco era el contexto, y en el mundo se gestaban otros movimientos de liberación nacional que contemplaban la lucha armada como una opción válida para sus fines políticos. De inspiración marxista-leninista, la organización se alzó en baluarte de la resistencia al franquismo.

Sin embargo, medio siglo y más de 800 víctimas fatales después, con un País Vasco que goza de un margen de autonomía mayor que ninguna otra región europea (su propio gobierno, medios, policía y sistema de impuestos), ¿por qué sigue existiendo ETA?

Los comienzos
Julen Madariaga fue miembro fundador de ETA, y de EKIN, el grupo de jóvenes del Partido Nacionalista Vasco (PNV) que empezó a funcionar en 1952 y del que surgió la organización.

En conversación con BBC Mundo, el abogado y político nacionalista explicó que los comienzos de ETA se ubican en el otoño de 1958, momento en que EKIN se escindió del PNV y se cambió el nombre.

Madariaga, exiliado en Chile con su familia después de la guerra civil, recuerda la "Europa en blanco y negro" que encontró a su regreso al País Vasco en los años 50.

"Nos dimos cuenta de que nuestro país estaba destrozado, había una gran represión cultural, y nuestro idioma (el euskera) estaba pereciendo", cuenta Madariaga, hoy militante del partido de izquierda 'abertzale' (nacionalista) Aralar, y apartado de ETA desde finales de los años 80.

Lo que empezó como una actividad de defensa de la identidad cultural, en unos años pasó a la actividad política y después a la militar.

Según Madariaga, el grupo inicial tenía como principio actuar de manera democrática hacia adentro y hacia afuera, es decir que se tomaban las decisiones por consenso, y si no era posible, por mayoría. También buscaban y tenían en cuenta el respaldo de la sociedad vasca.

En este sentido, el político nacionalista explica que la decisión de abandonar la organización respondió entonces a cuestiones de principios, como la oposición a los atentados indiscriminados, y a la disminución del apoyo de la gente a la que ETA dice defender.

Perdurabilidad
¿Por qué ha logrado sobrevivir ETA, cuando todos los demás grupos radicales armados europeos, como el IRA en Irlanda del Norte, las Brigadas Rojas en Italia o el grupo Baader-Meinhof en Alemania, ya desaparecieron?

Para el periodista Florencio Dominguez, las razones de la perdurabilidad de ETA hay que buscarlas en el modelo de organización.

"No hay un debate libre y horizontal dentro de ETA, entonces no hay margen para una evolución ideológica ni una evolución estratégica, el debate es siempre vertical y lo controla la dirección de ETA, y las direcciones han abogado siempre por la continuidad de la lucha terrorista", señala el periodista.

Es algo que corrobora el antropólogo Juan Arandazi, que ha estudiado los orígenes de la violencia nacionalista en el País Vasco, y apunta a "las características particulares de ETA como organización, que desde final de la transición española en los '80 se organiza como para inmunizarse a las influencias políticas del exterior, como una especie de reducto último de la pureza revolucionaria que va a ser inmune a las tentaciones reformistas".

Lo que llama la atención es que algunos de los líderes han cambiado de opinión una vez que han sido encarcelados, pero entonces, agrega Dominguez, "ya no tienen capacidad de influencia en sus sucesores".

En la actualidad, hay 726 presos etarras cumpliendo condena en la cárcel, y aunque no hay datos precisos, se estima que podrían ser entre 30 y 100 los miembros en activo de ETA.

Para Arandazi, lo que sorprende "incluso fuera de toda consideración moral o política, es que sus propios agentes no sean autoconscientes de lo débiles, lo frágiles y lo poco importantes que son en relación al inmenso poder que han tenido".

Un poder de matar que alcanzó mucha fuerza en los años '80 y '90, cuando los atentados de ETA engrosaban la larga lista de víctimas y condicionaban la vida política en España y en el País Vasco.

"La capacidad de cometer atentados es muy inferior que hace diez años", dice Florencio Dominguez y para ilustrarlo explica que "cuando ETA rompió la tregua de 1999, en el año 2000 mató a 23 personas, y en el año 2006 (después del último intento de lograr un final dialogado de la violencia) ETA mató a dos personas".

Dominguez sostiene que, aunque la organización ha perdido la capacidad para cometer atentados, aún mantiene su capacidad de intimidación.

No sólo a la luz de los ataques de los últimos días, que han dejado 54 heridos leves en Burgos y dos muertos en Mallorca, sino también a las amenazas que aún marcan la vida de mucha gente en Euskadi.

Un informe del defensor del pueblo vasco estima en 42.000 las personas amenazadas por la organización separatista, según relata el periodista, entre las que se incluyen cargos públicos, políticos, sindicalistas y miembros de asociaciones ciudadanas.

El futuro
La reivinidicación independentista de ETA es la misma desde el primer día, a pesar de todos los avances autonomistas del País Vasco.

Florencio Dominguez considera que "ETA hace caso omiso a la voluntad de los ciudadanos vascos, que aprobaron en 1979 un estatuto que concede a Euskadi un margen de autonomía como a ninguna otra región Europea, que el País Vasco tiene su propia policía, tiene su propia hacienda que recauda sus impuestos, tiene su propio gobierno, su propios medios de comunicación, su propio sistema de educación".

Julen Madariaga opina que "la recuperación de la identidad y la independencia nacional perdida" del "pueblo más viejo de Europa" sigue siendo un tema pendiente, pero estima que la lucha armada no es el mejor camino.

Una idea que Batasuna, la expresión política de la izquierda nacionalista ilegalizada por sus lazos con ETA, no ha conseguido abrazar hasta el momento y que la ha apartado de la representación política en Euskadi.

Sin embargo, y a pesar de la ofensiva policial que en los últimos dos años ha puesto en jaque a la cúpula de la banda, los últimos atentados demuestran que aunque debilitada, ETA consigue regenerarse una y otra vez y sigue reclutando jóvenes dispuestos a morir y matar por su causa nacional.

El periodista Aitor Guenaga escribe en el diario El País que "el 15% de los adolescentes vascos (de entre 12 y 16 años) justifica o no rechaza la violencia", y se pregunta si esto podría garantizar la supervivencia de ETA.

En un artículo publicado recientemente en el periódico Británico The Observer, el periodista Giles Tremlett indica que en los últimos años ha aumentado el número de mujeres, no sólo entre los militantes, sino en la comandancia.

En ese artículo, Tremlett cita a Manuel, tío de una etarra que participó en el secuestro y asesinato del concejal Miguel Ángel Blanco. "¿Quién dice que no es humano utilizar la violencia? (...) No piensen que nosotros lo disfrutamos o matamos sólo por placer. ETA lo hace por sentido de deber patriótico"

Después del fracaso de la tregua de 2006, el gobierno de España insiste en que la derrota policial es el único futuro que espera a la organización.

En un comunicado de enero de 2009, la organización armada reivindicaba su lucha y afirmaba que "hoy, como hace 50 años, los gobernantes españoles dicen que ETA está a punto de terminar. Hay cosas que cambian poco en 50 años".

1 comentarios:

Daniel M. Rigoni dijo...

Muy interesante la historia y los cambios en la organización. En especial comparando su proceso con los acontecimientos mundiales de las últimas décadas.

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