El Dueño

El Dueño , fragmento ...
Por Luis Majul

Cristóbal López, Ibarra y el gran enojo de Néstor, días antes de terminar su mandato como Presidente, Néstor Kirchner hizo una gestión en persona para multiplicar y consolidar el negocio del juego de su amigo, el empresario Cristóbal Manuel López. El dato es muy relevante: se trató de la única vez que el hombre más importante de la Argentina operó sin intermediarios y metió su propia mano en el barro del casino y las tragamonedas. Fue durante un encuentro secreto que mantuvo en la Casa Rosada con Aníbal Ibarra.
Se encontraron el 19 de noviembre de 2007, a las seis en punto de la tarde. Ibarra no habría revelado nunca el contenido ni las circunstancias de esa conversación con "el número uno" si la bronca no lo hubiera traicionado. Pero la bronca lo traicionó en el medio de una reunión política mantenida en su propia casa de Villa Ortúzar, en la calle Campillo, en octubre de 2008. Estaba presente la plana mayor de su agrupación política, Diálogo por Buenos Aires: Miguel Bonasso, Carlos Heller, Jorge Gigly, Emiliano Luaces y Eduardo Epszteyn, entre otros. Hacía ocho meses que había estallado el conflicto con el campo. Discutían la conformación de las listas para las elecciones legislativas de 2009. Ibarra había dicho públicamente que no compartía la estrategia de confrontación del gobierno. Y Kirchner, entonces ex presidente pero en pleno ejercicio de su poder, ordenó a sus aliados porteños que sumaran a todo el arco progresista, menos al ex jefe de Gobierno de la ciudad. -El límite es Ibarra -había hecho saber el ex mandatario. Dialogaban en el living. El intercambio era duro y frontal. Trataban de comprender por qué Kirchner había salido tan fuerte a excluir a Ibarra de cualquier negociación. Heller lo justificó. Incluso intervino para plantearle al dueño de casa que con sus declaraciones estaba siendo funcional a los intereses del campo, la derecha y Mauricio Macri. Entonces Aníbal gritó: -Basta, muchachos, dejémonos de joder. Kirchner no se enojó conmigo por el tema del campo. ¿Ustedes quieren saber la verdad de por qué Kirchner se enojó conmigo? Todos se callaron. Claro que querían saberlo. Y Aníbal no los defraudó: -¡Kirchner se enojó conmigo porque le dije que no cuando me planteó el tema del juego! La discusión ideológica terminó abruptamente. Y entonces Aníbal Ibarra se dispuso a contar, por primera y única vez, cómo fue que el propio Kirchner, antes del final de su gestión, quiso convencerlo de que apoyara un proyecto de ley muy sospechoso. Un convenio que les daba a los empresarios Federico de Achával y Cristóbal López la posibilidad de hacer más y mejores negocios con las tragamonedas del Hipódromo Argentino de Palermo Sociedad Anónima (Hapsa). Y no sólo eso. Ibarra también les reveló que el pedido del jefe de Estado tenía la intención de otorgar "seguridad jurídica" a los dueños del juego por si en el futuro se vieran obligados a vender.

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