Todos sentimos, involuntariamente e incluso contra nuestra voluntad. Cuando alguien decide sentir, ya sea por una impostura o por considerar al sentimiento un valor, y por lo tanto exhibirlo, ya no se puede hablar de sentimiento, sino de imitación de sentimiento. ¿Cuál es el inconveniente? La histeria.
Durante la primera adolescencia, en plena erupción volcánica, vamos construyendo de a poco nuestra identidad, en parte, por oposición a ese mundo adulto, a sus valores, reales o fantasmáticos, y tomamos consignas, discursos, tópicos de identificación para marcar la diferencia. Esto es algo que las agencias de publicidad tienen muy bien trabajado, ya lo sabemos, y también sabemos que vivimos en al mundo de la imagen, que la adolescencia se extiende cada vez mas, y que estos factores se van retroalimentando y multiplicando, filtrándose por todas las grietas posibles. Ya no se trata sólo de marcas o de moda, de zapatos y jeans o gorras, de cortes de pelo, de fumar cigarrillos para impresionar a nuestros amigos. Se trata básicamente del vaciamiento de las ideas, y la instalación de las consignas. La bien llamada Imagología.
¿Qué es la Imagología? Aquí lo entenderemos por lo siguiente: Las ideas reducidas a consignas, que en el imaginario colectivo responden a arquetipos de personalidad y hasta pensamientos de mundo. Me pongo una remera del Che, eso significa que me fumé El Capital varias veces. Me pongo un sobretodo largo, practico el aire ausente y despreocupado, leo a Cortázar, fumo cigarrillos (aunque no me gusta convidar), chicas, por favor, admiren mi sensibilidad, sobre todo cuando mi viejo se olvida de depositarme platita. Y sobre todo, soy tan liberal en el amor y en el sexo, pero solo yo ¿eh? A vos ni se te ocurra, vos sos mía.
Como Juan Carlos Pelotudo, el personaje de Capusotto que quiere aprender a tocar la guitarra para ganar minitas, podríamos proponer a un muchachito de clase media practicando el prestigio loco diciendo para sí “minitassss”.
¿Cuál es el inconveniente? Bien, pensemos en la diferencia entre el ardor, y el amor (abismal).
Paréntesis: El monstruito es tan perfecto que nos permite espacios alternativos, otorgándonos la ilusión de que pensamos por nosotros mismos. El monstruito todo lo abarca, absolutamente todo. La pregunta que debemos necesariamente plantearnos es: ¿Hay posibilidad de emancipación? Como primera instancia, y, de ser posible ¿Cómo lograrlo? ¿Emancipación de o emancipación para? Creo que esta debe ser una de las preguntas fundamentales de la época contemporánea, donde convergen todas las disciplinas y metodologías, desde la sociología, filosofía, psicología, pedagogías, por nombrar sólo generalidades.
“La libre elección de amos no suprime ni a los amos ni a los esclavos" (Herbert Marcuse)
Paréntesis II: Pensemos en la lógica cultural del capitalismo, el posmodernismo, la infinita fragmentación de la realidad que hace imposible interpretarla, el auge de las luchas de las minorías, el olvido de la totalidad. ¿Totalidad? Si: poco a poco se ha olvidado algo fundamental, el principio de toda crítica: que el hombre está alienado. Y comete esa verdura. Si no partimos de eso, cualquier lucha (que no deja de ser legítima, claro) tiende al equilibrio del sistema, ya no se reclama por la injusticia inherente a la producción capitalista y todas sus consecuencias, si no a la integración de las minorías a ese sistema injusto, el de la explotación del hombre por el hombre, se pide la flexibilidad de las instituciones, la apertura democrática, pero no un cambio del sistema de producción que permite que un sector se enriquezca sin límites, riqueza que se sostiene sobre la pobreza de otros. Y acá retomamos de a poco la situación de vaciamiento de las ideas, para ser reemplazadas por las consignas, es decir, la esloganización del pensamiento. El gran obstáculo que se presenta es la naturalización de la organización capitalista de la sociedad y la administración de sus bienes. Se ha instalado inconscientemente como el sistema más justo o al menos, potencialmente el más justo, como la evolución mas refinada de la organización social, que respeta las libertades individuales y fomenta la igualdad ante la justicia.
Seguimos retomando y podemos mencionar a la industria cultural como motor ideológico de esta incorporación sin negativas a la organización capitalista. No nos vamos a extender sobre este tema por ahora, pero podemos mencionar a la industria cinematográfica norteamericana como el mas persuasivo y carismático de los elementos, donde todo conduce a propagandas, groseras en su mayoría, de la American Way of Life, con un dólar y una buena idea llegarás lejos, el sexo puritano, la ética higiénica, la doctrina del trabajo, el bien y el mal, la posibilidad de la felicidad. Y así también, lo opuesto a eso.
Vamos con un ejemplo donde dialogan varias de las aristas antes mencionadas: la Imagología, la imitación del sentimiento, la esloganización del pensamiento, el vacío:
Los sectores burgueses e ilustrados, estudiantes universitarios, adhieren en su mayoría a la lucha por los derechos humanos, la memoria, la justicia y la verdad. Esto es totalmente legítimo y estimable. Es una demostración de conciencia y compromiso. Todos podemos observar las marchas por la aparición con vida de Julio López. El moscardón: durante el conflicto entre el sector agrofinanciero y el gobierno nacional por una ley de retenciones a la exportación de oleaginosas, estos sectores burgueses e ilustrados brindaron su apoyo actuando como base social del sector agro exportador, éste, a su vez, se sabe, dio apoyo al golpe de estado militar que desapareció a Julio Lopez por primera vez. Me pregunto si algunas de estas personas habrán hecho una reflexión al respecto. Los eslóganes “Silencio K es igual a impunidad” o “30.001 desaparecidos” (este último, by Marian Grondona) ¿Qué esconden detrás? Cabe aclarar que desde esta humilde posición no se intenta ser juez ni parte de nadie, se trata de poder, poco a poco, desenmascarar ciertos mecanismos. Una anécdota personal: cuando el gobierno decide enviar el proyecto de ley para que sea tratado en el congreso, una persona, supuestamente concienzuda y de heroicos valores, me dijo “¿Pero quién tiene la mayoría en el congreso? ¿Ves que la democracia no sirve para nada?”. Dejo que el lector se indigne solito.
Entonces tal vez ciertas posturas, pensamientos, gustos, sentimientos, resentimientos, ropas, pulseras y peinados respondan a una construcción deliberada de la identidad, y carezcan de autenticidad. El mecanismo es el mismo en aquel que prefiera una cartera parisina y su anhelo mas preciado sea un BMW Mini-Cooper para satisfacer sus complejos de inferioridad, y aquel que prefiera practicar una meticulosa desprolijidad, hacer turismo etnográfico y abrigarse con una campera de piel de Llama para creerse pueblo. ¿Esnobismo de derecha y esnobismo de izquierda? Es lo mismo, son imposturas. Yendo un poquito mas: El mandato moral de Kant y la orden diarreica de Sade son lo mismo: imperativos.
Citamos a Kundera, en la novela “La Inmortalidad”, acerca del homo sentimentalis: “Lo cual no significa que el hombre que imita un sentimiento no lo sienta. El actor que desempeña el valor del viejo Rey Lear siente en el escenario, a la vista de todos los espectadores, la tristeza de un hombre abandonado y traicionado, pero esa tristeza se esfuma en el momento en que termina la función. Por eso el homo sentimentalis, que con sus grandes sentimientos nos avergüenza, acto seguido nos deja pasmados con una inexplicable indiferencia. “
Una cosa es marchar a la montaña con un fusil con la convicción de cambio, y otra muy distinta es hacerlo por estar enamorados de nuestra propia imagen de guerrilleros.
La emancipación es una premisa fundamental para poder develar nuestros ojos y pensar con lucidez, estratégicamente e incluso actuar con conciencia orgánica, lejos de berrinches adolescentes y caprichos imagológicos autocomplacientes, de masturbaciones retóricas.
La emancipación supera a la libertad: la emancipación es la libertad de la voluntad. El inconveniente lo encontramos en todos los espectros, desde la política hasta el arte. Para ampliar el tema se recomienda la lectura de los autores asociados a la escuela de Fráncfort.
La igualdad precede a la libertad, y ésta existe en tanto se trate de la libertad de todos. Entonces, para el objetivo de una plena libertad, son necesarias ciertas renuncias a la libertad individual. En contraposición a esto tenemos la idea liberal de la libertad, que reduce la cuestión a la esfera privada. Volvemos sobre lo mismo: no se ve la totalidad. La lucha por la libertad queda reducida a la “libertad de expresión”, que por supuesto es válida, pero tiende al equilibrio. Nos olvidamos de la igualdad. Claro que somos libres para elegir entre marcas de zapatillas, para escribir un blog, para elegir un estilo de vestimenta, para cambiar de canal, para no mirar Tinelli, para elegir entre Wal-Mart o Carrefour, para putear a Lanata o a Bonelli, para leer a Galeano, para ir a la feria a comprar velas, para tomar mate en la facultad, para fumar. ¡Vivimos en una comunidad compuesta por individuos libres! ¿Y si pensamos mejor en una comunidad libre compuesta por individuos? Para esto es necesario problematizar la falsa igualdad que promueve la ideología liberal, el gran fraude epistemológico que intenta convencernos de que las oportunidades son las mismas para todos. Tanto en la vereda de las personas con cierta sensibilidad social como en los devotos del darwinismo social que exigen libertad para enriquecerse sin límites, y cuando la sociedad estalla de perturbación, reclaman a gritos la presencia del estado, pero un estado que vigile a su favor y cuide de sus intereses.
Para aterrizar un poco de esta densidad, lo que se trató, dificultosamente de exponer, fueron ciertas reflexiones, fragmentadas, acerca de la posibilidad de no ser atravesados por la industria, por el mercado, es decir, la posibilidad emancipación. Y, queda para un trabajo serio y riguroso, tratar los espacios que se presentan como alternativos a los tiempos capitalistas, y que en realidad son concesiones del monstruito para absorberlos y terminar haciendo de eso, primero un espacio de consumo, y luego dejarlo hecho trizas, reducido a imágenes publicitarias, a consignas. ¿Hay alguna manera de zafar? Lo mas probable es que no. Pero sí tenerlo en cuenta, no negarlo. Encender el radar, ser serios y consecuentes. Asumir nuestra ignorancia y contradicción debe ser un logro, negándolo sólo se resta, si nos consideramos demasiado importantes para defender nuestro (re)sentimiento, nos convertimos en obstáculos, incluso hasta llegamos a ser base social de los sectores mas recalcitrantes y fascistas de la realidad nacional.
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