La Melancolía vive.
Por Mariú Otaño.
Hace un año atrás…conocí un hombre
con apariencia de niño,
con las pestañas más largas y los ojos tristes
más bellos del mundo.
Supimos caminar las calles en medio del frío
sin sentirlo, reírnos de pavadas y no tanto…
ser cómplices y volvernos amigos.
Besarnos dulcemente en una esquina silenciosa como jamás,
al menos a mí, me había ocurrido.
Lo seguimos siendo…cómplices en las miradas y en las mentiras…
ésas que nos hacen reír a escondidas del resto de la gente.
Hace un año atrás, aprendí lo que es reencontrarse con esa parte
de uno mismo que creemos perdida, que la carcajada infantil
no se disipa, que la responsabilidad y el ser adulto
nada tiene que ver con lo externo
y con ciertos comportamientos, que uno puede mantener
su mirada de niño y, de sorpresa, ante tantas cosas…y aprendí
que eso es una bendición…no una ridiculez.
Hace un año atrás comencé a comprender…
Que nadie es dueño de nada, ni siquiera de su destino…
Que la razón, jamás entiende los mandatos del corazón
y que los combate de manera férrea….y que siempre,
se da por vencida, aunque ello sea un secreto.
Hace un año atrás…pasaron tantas cosas…lo que parecía
para siempre duró lo que un suspiro…pero el sentimiento
lo atesora como eterno…
Hace un año atrás…tenía un año menos…y,
a mi edad esto importa…
Hace un año…no había muerto mi amigo del alma…
…no sabía bailar tango…
…no había recuperado mis recuerdos…
…no tenía estas arrugas alrededor de los ojos…
…la vida jugaba a las escondidas conmigo.
Y…ESCRIBIR ESTO…HUBIESE SIDO CASI UN MALABARISMO.
Hoy…es importante el hoy…
Recojo los suspiros…
Bendigo los malabares…
Mi reencuentro con amigos…
Mis ganchos y voleos mal habidos en un tango
sin tregua ni respiro…
Hoy brindo por todos ustedes, por mí…por quien en mi vida está y,
por aquél que se ha ido…
Salud!!!!!
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