La niña Origami

Les dejo un cuento redactado por mi hermana álmica, que lo disfruten.

Por Mariú Otaño

Hoy en día las comunicaciones se facilitan y, a veces son una bendición,

como por ejemplo hablar por la compu...sin gasto extra, así dejamos
a los señores “telefónicas” descansar un ratito, descansar de robarnos…no?
Pero, no es ésa la cuestión...sino que una nochecita más que tibia de la semana pasada, hablaba yo con mi hermana "la roja" por la compu. Creo, si no me equivoco, que la sensación térmica en mi casa era de 40º, descalza…musculosa desteñida, copa de vino blanco helado, botella de agua helada también…ventilador candente, me reía con mi amiga del alma…de nuestras vidas…total…la cuota lacrimosa ya la habíamos usado hacía un par de días atrás, en que una y otra llorábamos a moco tendido…a causa de nuestras vidas también. Así somos las mujeres.
En medio de los disparates que nos movían a la risa…la roja lanzó un pedido: “hermana escribime algo fresco” menudo requerimiento pensé yo…en mi sauna privado…hice memoria, seguí con el vino y salió esto:


Había una vez una mujer que fue niña y, que tenía alma de papel de arroz…

ése mismo con el que se hacen los origamis…tan delicado que un rasguño mínimo deja su huella…

De niña no entendía los por qués…y de grande, sus ojos negros enormes, trataban de entender y aceptar…intentó todo lo posible…plancharla, estirarla, ponerle pesadas cargas para sacar las marcas del tiempo y de quienes se las habían dejado y, finalmente sin resultado alguno…lloró mucho, pero mucho, tanto que en un momento se sintió helada y notó que las lágrimas no eran saladas…sino dulces y frías, como el agua de los lagos de montaña, fue entonces que comenzó a sentir una gran paz , a medida que bebía esas lágrimas frescas, pero el mayor asombró lo obtuvo al notar cómo lenta y pausadamente las huellitas , marcas y rasguños de su almita de papel de arroz iban desapareciendo…y, las que así no lo hacían se tornaban de un color nácar…como las flores de azúcar…y trazaban un dibujo bellísimo. Extasiada ante la representación ésta mujer se dio cuenta…que el dibujo maravilloso era ella…ella misma que resplandecía con sus arrugas doradas…con un mapa sagrado…

1 comentarios:

Jorge Enrique Paso dijo...

Muy bueno te felicito por tu rico interior.

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