Manifiesto de los acampados en Sol DEMOCRACIA REAL ¡YA! Nadie os obligó a ser políticos. Ninguno de nosotros os pidió que sirvierais al país. Fue vuestra decisión, libre y soberana, así que no vamos a bajar el listón de nuestra exigencia, al contrario, vamos a incrementarlo como nunca antes lo habíamos hecho y vamos a convertir nuestra determinación en el motor de una revolución pacífica que no podréis ni soñar en detener. Nosotros sustentamos la nación con nuestro trabajo y sostenemos al estado con nuestros impuestos. Nosotros parimos los hijos, los educamos para que continúen manteniendo la nación cuando les llegue el turno y los alojamos en nuestras casas más tiempo del necesario para su vuelo. Y vosotros no habéis hecho vuestra parte del trabajo. |
Esta nueva carta fue publicada hoy y como creo que no habrá muchas oportunidades de leerla en los medios la acerco para su análisis.
"Nadie puede asegurar que el imperio en su agonía no arrastre al ser humano a la catástrofe.
Como se sabe, mientras exista la vida de nuestra especie, toda persona tiene el deber sagrado de ser optimista. Éticamente no sería admisible otra conducta. Recuerdo bien que un día, hace casi 20 años, dije que una especie estaba en peligro de extinción: el hombre.
Ante un selecto grupo de gobernantes burgueses aduladores del imperio, entre ellos el de inmensa mole bien alimentada, el alemán Helmut Kohl, y otros por el estilo que hacían coro a Bush padre -menos tenebroso y enajenado que su propio hijo W. Bush-, no podía dejar de expresar aquella verdad que veía muy real, aunque todavía más lejana que hoy, con la mayor sinceridad posible.
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De Página12 de hoy lunes, un excelente trabajo para aclarar magistralmente algunos tantos:
¿Cuántas historias hay en la Historia? Desde 1492, una sola: se ha naturalizado que la Historia –y ni siquiera toda ella, sino la de las clases dominantes– de la humanidad es la historia de una pequeñísima porción de ella (véase cuánta superficie ocupa Europa en el mapamundi), y la de una concepción, o una “filosofía”, de la historia, que es muy, pero muy reciente (no más de 500 años: para la historia total de la humanidad, como decir hace cinco minutos). Con una típica operación de fetichismo ideológico, esa pequeña parte se ha transformado en el sentido común del todo. En nuestras escuelas secundarias, por ejemplo, se sigue enseñando la “Edad Media” como uno de los grandes períodos de la Historia: los grandes terratenientes y la servidumbre de la gleba, los conflictos de la aristocracia feudal con la monarquía centralizadora, los de esta última con el papado, las cruzadas y las guerras de religión, etcétera. Todas cosas, evidentemente, que no pueden faltar en la formación de un adolescente. Ahora bien: ¿qué diantres puede querer decir todo esto para los bantú del Africa subsahariana, para los chipaya del altiplano boliviano, para los tunguses de la estepa siberiana?
Cito partes de un reportaje reciente en México que incluye pensamientos muy profundos de Galeano.
"Tantas estatuas que sobran… pero las que faltan son casi tantas como las que sobran", agregó el autor de Las venas abiertas de América Latina
Al citar a Simón Rodríguez remarcó: "Somos independientes pero no somos libres. Este maestro venezolano advertía que instruir no es educar. Enseñar logra que alguien sepa, pero si se educa se logrará que alguien haga. A quien no sabe cualquiera lo engaña y a quien no tiene cualquiera lo compra"
Galeano instó a "empezar a pensar con las propias cabezas, a sentir con los propios corazones y caminar con sus propias piernas como una forma de ir avanzando hacia la definitiva independencia, individual y colectiva. Porque una nación no es otra cosa que una suma de personas", concluyó.
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